viernes, 21 de octubre de 2011

Cantos Piadosos. Sin Rituales. Alonso de Molina




Sin Rituales
Ella tenía los ojos negros.
Su risa celeste precedía
al estallido en el fuego de la noche.
Yo tenía los ojos muy abiertos
y mis venas revelaban
las agitadas luces de las estrellas.
Eclipsados mis ojos en la luz
apuramos la gloria y el misterio
y sin más rituales nos rompimos
en lo negro y en la noche.


Senza Rituali 
 
Lei aveva gli occhi neri. 
La sua risata celeste precedeva 
l'esplosione nel fuoco della notte. 
Io avevo gli occhi molto aperti 
e le mie vene rivelavano
le agitate luci delle stelle.
Eclissati i miei occhi nella luce 
affrettammo la gloria ed il mistero 
e senza più rituali ci rompemmo 
nell'oscurità e nella notte  
 
 
Traducción de Silvia Favaretto
para el nº 7 de la revista La fuente de las 7 vírgenes
 


lunes, 29 de agosto de 2011

Monte Perdido, Faja de las Flores, Brecha de Roland

 Pasando las "cadenas" para llegar a la Brecha de Roland

Tras pasar la Brecha, ya estamos en territorio francés,
tan solo nos queda atravesar un pequeño
glaciar hasta llegar al Refugio de Serradets

Cumbre de Monte Perdido 3.355m


Faja de las Flores a unos 2.500m., donde se pueden apreciar escasos
ejemplares de la legendaria Edelweis (Leontopodium alpinum) conocida como flor de las nieves





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jueves, 11 de agosto de 2011

Cantos Piadosos. Lección de amor. Bertolt Brecht



 

 Pero chiquilla, te recomiendo
algo de seducción en los grititos:
carnal me gusta el alma
y con alma la carne.

La castidad no puede rebajar la lujuria;
si estuviese hambriento me gustaría saciarme.
Me apetece que la virtud tenga trasero
y que el trasero tenga sus virtudes.

Desde que el dios aquel cabalgó al cisne
a más de una chica le da miedo,
aunque también sufra con gusto
que él se aferre al canto del cisne.



Bertolt  Brecht
Augsburgo (Alemania) 1898-1956

Imagen
Edward-Weston -Nude-Ocean-1936

domingo, 12 de junio de 2011

Cantos Piadosos. Ensueño del infierno. PABLO DE ROKHA




Cuando está borracho el año, el otoño, los rastrojos, los abejorros, los toronjos,
          los peones contra los patrones y los lagares,
comienza la vendimia, la cual se produce reventando pámpanos agarrados al sol
          encima de los pechos, del vientre, de los muslos de las muchachas,
          que habrán de estar de espaldas, con las piernas abiertas, riéndose,
mientras resuellan las carretas, sonando cerro abajo
y un capataz apalea a una patagua, creyéndola su mujer querida y arriba
de la gran ramada de quillayes o maitenes
grita un chorro de vino, que anda por bajo debajo de los subterráneos, gritando,
          grita, como un animal muerto, grita
mostrándole a la inmortalidad su verga de toro.





Fragmento  de CARTA MAGNA DE AMÉRICA (1949)

Epopeya de las comidas y las bebidas de Chile (Ensueño del infierno)


PABLO DE ROKHA, pseudónimo de Carlos Díaz Loyola, nació en Licantén, Chile, en 1894. Considerado uno de los 4 grandes  de la poesía chilena junto a Gabriela Mistral, Huidobro o el mismo Neruda, todos ellos conforman la primera vanguardia poética del siglo XX.


Imagen de Mark Arbeit-
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domingo, 29 de mayo de 2011

Cantos Piadosos. Soneto XII. Pablo Neruda



Plena mujer, manzana carnal, luna caliente,
espeso aroma de algas, lodo y luz machacados,
qué oscura claridad se abre entre tus columnas?
Qué antigua noche el hombre toca con sus sentidos?
Ay, amar es un viaje con agua y con estrellas,
con aire ahogado y bruscas tempestades de harina:
amar es un combate de relámpagos
y dos cuerpos por una sola miel derrotados.
Beso a beso recorro tu pequeño infinito,
tus márgenes, tus ríos, tus pueblos diminutos,
y el fuego genital transformado en delicia

corre por los delgados caminos de la sangre
hasta precipitarse como un clavel nocturno,
hasta ser y no ser sino un rayo en la sombra.
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Cien sonetos de amor (1959) Soneto XII. Pablo Neruda
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fotografía     Edward Weston
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sábado, 21 de mayo de 2011

Cantos Piadosos. Entresuelo. Jaime Sabines





Esa mujer y yo estuvimos pegados con agua.
Su piel sobre mis huesos
y mis ojos dentro de su mirada.
Nos hemos muerto muchas veces
al pie del alba.
Recuerdo que recuerdo su nombre,
sus labios, su transparente falda.
Tiene los pechos dulces, y de un lugar
a otro de su cuerpo hay una gran distancia:
de pezón a pezón cien labios y una hora,
de pupila a pupila un corazón, dos lágrimas.
Yo la quiero hasta el fondo de todos los abismos,
hasta el último vuelo de la última ala,
cuando la carne toda no sea carne, ni el alma

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Entresuelo (Fragmento). Jaime Sabines
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martes, 10 de mayo de 2011

Cantos Piadosos. Te desnudas igual que si estuvieras sola...






Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y cómo nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)
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Jaime Sabines Gutiérrez
poeta y político mexicano (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; 25 de marzo de 1926 - Ciudad de México; 19 de marzo de 1999)
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jueves, 5 de mayo de 2011

LOS ALFILERES






 ¡Mátame sin temor! Yo fui quien puse
más de un fino alfiler en la almohada
de tu Mirene, mi rival odiada,
y su rostro de Venus descompuse.

¿Y quieres saber más? Después me impuse
en su alcoba secreta con Andrada,
¡Y con Cintia y Friné...! Desesperada,
¡gritó, lloró!... Remedios le propuso,

y aunque atenderla con piedad fingimos,
¡cómo luego a hurtadillas nos reíamos!
¡Por Júpiter! ¡Qué triunfo! Yo creía

que todos los placeres conocía,
¡Y es el más grande, a una rival temible
la encantadora faz dejarle horrible!...


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El último amor de Safo
(20  sonetos publicados en 1902)
MERCEDES MATAMOROS
(Cienfuegos, 1851- Guanabacoa, 1906)

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lunes, 11 de abril de 2011

Es el día gritándole al interior del círculo


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Nosotros levantamos el fuego
lanzando piedras a la oscuridad del bosque.
Comprendíamos las razones del sol y de la luna,
tal vez nuestras sandalias profanando la grava
forjaron su abandono negando a nuestros dioses.

Mientras el hombre danza con su sombra
para librar al cuerpo del poder de la mente,
los cuatro puntos cardinales le observan
e impasibles ocupan los círculos
que encierran sus palabras.
No es la ausencia de voz
perdida en su inventario de dicciones:
es el día gritándole al interior del círculo crecido en el silencio
donde arden las llamas prendidas al misterio del fuego.

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Fragmento del libro Un humano cualquiera


Imagen
Tatranska Magistrala (Slovakia)


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©
texto e imagen Alonso de Molina



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