sábado, 26 de marzo de 2016

Algo está pasando





Justo habíamos dejado un buen trecho del sendero Sulayr, el que va desde el Área Recreativa de Puente Palo a Capileira. Un recorrido hermoso, y en cierta parte estirado y llano donde el corazón se relaja de la brusca subida que nos llevó hasta la Balsa del Almiar transitando la acequia del mismo nombre y escoltados por un bosque de encinas y robles centenarios. Un paraje idílico con el Veleta y el Mulhacén contemplándonos desde sus alturas y nuestros ojos cegados por el sol hermoso de la primavera  que nos hacían flotar aún más percibiendo la montaña como una vidriera abierta a lo divino donde todos los colores de la rosa y del hombre son apremiados a escarbar el corazón y la sangre como un recién nacido que, libre de toda vanidad, calma su apetito en el pezón de la madre. 
Poco más adelante, traspasando una línea cortafuego, dejamos el Sulayr que se enderecha por el ramal de la izquierda hacia Capileira y por el ramal de la derecha nos encaminamos hacia el Paraje de la Atalaya desde donde se divisan, como surgiendo de una postal, los pueblos del Poqueira: Bubión, Pampaneira,… y si miramos al sur, toda la serranía que va desde la cumbre del Mulhacén al litoral mediterráneo, y a unos cientos de metros el Centro de Budismo Tibetano O Sel Ling. Un hervor de sangre, un revoloteo de emociones, un asomo de inquietud sacude el pecho, como si una flor se te pusiera delante en el instante mismo  de su nacimiento. Algo está pasando. 
Allí, en lo más alto del lugar, calmando la respiración y nuestros pasos, la encontramos plétora, exuberante en sus formas, ella es la Estrella, un ir y venir de sensaciones intangibles, subjetivas, inmateriales. Es Tara, es la madre, es la sabiduría plena, holística,  no sabe de almas ni de pecados, y puede satisfacer cualquier deseo. Es Tantra, es yoga, es la virtud sin más metáfora.
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sábado, 19 de marzo de 2016

La memoria Fragmentada. Especial Día del Padre


 
                                   Notarás una ausencia, de repente,
                                              Creciendo a tu lado, como un árbol…
                                                                              Sylvia Plath
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A sus ochenta años
le quedaban partidas por jugar,
no quería marcharse sin ganarlas,
(incluso con algunas artimañas)
pero su pecho no aguantó
una tercera operación
y el corazón se fue con él.
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Al intentar ser árbol
comprendí la tristeza del sarmiento
y sentí sus espinas;
más de pronto rompí a llorar por mis escritos,
el viento en tanto sacudía mis ramas
y aventaba mis pétalos.
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Apagado, persiste su cuerpo entre las formas,
del universo luz desnuda,
como un soplo del centro del a tierra.
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Un oscuro universo desgastaba la tierra.
El hombre reclamó al infinito,
siendo cáscara en alta mar,
una última partida por jugar.
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La memoria Fragmentada. Fragmento,
© Editorial Alaire 2008
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Faenando, en primer plano, mi padre con gorrita blanca,
nada menos que en el Arrecife de las Sirenas,
Cabo de Gata, Almería, España.
 
 
 

miércoles, 2 de marzo de 2016

El amor del diablo, reseña al libro de Andrés Rubia Pedreño






Desde la patria inédita del insomnio no es posible madrugar. Simplemente uno se levanta de la cama y, con los pies entre el suelo y el sueño, sale a la calle, recorre el frescor de la -todavía- madrugada y espera -libro en mano- a que abran los bares -benditos sean- y sientes que la noche no ha pasado y tu sigues encendido como una antorcha que te sigue a cada paso. El amor del diablo lleva un día guiñándome los ojos de sus mas de 400 paginas, presiento que estoy al inicio ...de una excursión inédita inmersa de intrigas y aviesas intenciones donde solo Dios o el diablo podrían hacerte traspasar la barrera del tiempo para pactar con ellos y poder ver el mundo lleno de luz y libre de pecado. Enhorabuena Andrés Rubia Pedreño por esta nueva entrega literaria que con pacto o no con los mencionados arcanos, se augura buena acogida por parte de los lectores.