Ser poeta... Saberse poeta ya es malo.
Que te consideren poeta es aún peor.
Pese a todo, yo sigo en esta contienda
que lo es todo y nada.
Y no, no voy a mentir...
lo necesito todo,
como su mal humor,
su sonrisa y, tal vez, sus lloros,
y el vaso de ginebra con su tónica,
y algo de soledad
para llenar vacíos.
Sediento como estoy
bebo a Bukowski, y entre sus versos
la luz evaporándose,
caprichosa y anárquica,
buscando a dios,
tal vez una catarsis,
una escoba, un bombero,
un alma impar
o una ventana abierta
que le muestre mi sangre
a las quietas palomas
ancladas en los sueños
de un invierno cualquiera.
Mientras, huye la rosa
en busca de otro cepo
donde anclar en belleza,
sus momentos de luz
y tal vez su mejor aroma.
Portada de Odaldecir. Poetas en lengua castellana. 2003