Quizá no signifique nada
que antes que a mí, a ella la amé
con toda la distancia del temblor de una hoja.
Aún hoy, escucho su rubor
encendido en mi sangre.
En las noches sus labios se advierten
con la pasión de una hiedra
trepando a las alturas;
cierro los ojos y un ritmo de certezas
me atrapa en su fragancia.
Hay verdades y uvas,
madurada fruta,
hay susurros en el inquieto arroyo;
sus dedos son norte y feng shui
viento y agua, molde y arquetipo;
una paloma de arrullada estirpe
en el claro de luna de un bucle dorado.
Cerezas.
El verano derrite las persistentes nieves
Yo la buscaba en las cerezas y en la luna,
en las mañanas y en mi pecho.
.LA DUEÑA DE AQUEL DICIEMBRE
Fragmento de El zen de las macetas
Texto poético Publicado en el año 2011 en
Antología Maratón de Escritores por Netwriter Ediciones, selección de Enrique Gracia Trinidad y Emilio Porta.
Imagen by Orlando Heidelberg. Deutschland
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