Hay libros que se leen y se olvidan luego para siempre, otros que nunca se olvidan, su recuerdo se lleva en la memoria, y salta cuando quizás leemos una fugaz noticia en el periódico, o encontramos a alguien que nos relata lo que le pasó a una hija o a una amiga, alguna conocida. La realidad es que los relatos del libro de Ismael Lorenzo pocas veces se encuentran en las noticias de diarios y mucho menos televisivas. Parece que es como si nadie quisiera comentar estos hechos desagradables, que ocurren en silencio, y donde a las víctimas casi nunca se les oye.Esta es la diferencia de este libro, las voces de esas víctimas se manifiestan muy alto, con una fuerza que nos deja sorprendido y por hechos que ocurren todos los días en cualquier país. Desde la fuerza narrativa de la joven que recuerda como fue violada por una escuadra de Marines, sus padres asesinados y luego mantenida en reclusión y abuso por un año, más tarde vendida a un burdel por estos Marines, hasta la de la niña violada por su padrastro y alquilada al mejor postor. Esto no se olvida, al menos yo no lo puedo olvidar.Y lo peor de todos estos hechos es que es ‘Una historia que no tiene fin’, como se titula la segunda parte del libro de Lorenzo, donde se mezclan los relatos de estas jóvenes mujeres, con notas sobre los efectos de larga duración de los abusos sexuales, y notas sobre explotaciones sexuales en infinidad de lugares y personajes, desde un presidente condenado por violación, hasta un coronel violador y travesti. Es un elenco de atrocidades interminables, pero es lo que nos rodea, que muchas veces no queremos ver.Después de leer ‘El silencio de los 12’, las sentiré más de cerca y las comprendo mejor. Y me parece que este es el propósito del libro, que se ha cumplido.
Jorge Dominguez
Escritor, profesor y editor
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