Domingo 9 de mayo. Senderismo poético. En esta ocasión fuimos muy bien acompañados por el amigo y poeta granadino, Pedro Enríquez. Sendero de La Molata, tramo de unos 2 km que al ser lineal hay que hacerlo de ida y vuelta; va desde El Playazo de Rodalquilar, concretamente desde el Castillo de San Ramón, hasta la Cala del Cuervo en las perimetrías de Las Negras, antiguo poblado de pescadores, hoy enclave turístico y motor socio económico de la zona.
Tras dejar el vehículo en la zona de aparcamiento de El Playazo, subimos A la explanada del Cerro de la Molata. Previo al Castillo de San Ramón, sobre los acantilados las infinitas vistas de aguas turquesas y el azul horizonte casi en la palma de la mano, en primer plano y al abrigo del castillo, la Calilla de El Playazo, en esta primavera ya repleta de bañistas, todo un lujo que en ocasiones hemos compartido con amigos.
Foto de grupo junto al cartel informativo al inicio del sendero y recorrido con los ojos bien abiertos para no dejar detalle de la inmensidad del paisaje que en cualquier dirección que mires te maravilla y entras en conciencia de la imperiosa necesidad de mantener este simpar ecosistema de cara al futuro y a la vida en esta zona subdesértica. Conforme avanzas gana altura el sendero hasta una gran explanada con cartel informativo, un mirador, desde el que se divisa el recorrido prácticamente en su totalidad, y a lo lejos Mesa Roldán y la rellana desde la que se puede acceder a cala San Pedro.
Tras recorrer el sendero hasta el final de la Cala del Cuervo, al iniciar el regreso, buscamos acomodo y algo de sombra en el espigón natural, que cobija la denominada Cueva de las Palomas y que probablemente su formación escalonada por espaciosos y lisos bloques arcillosos, da nombre a la zona, La Molata, que desde el mar se asemeja a grandes molares. Estamos próximos y encima de la Cueva de las Palomas, una gruta grande donde pueden entrar pequeñas embarcaciones y admirar en primer plano sus paredes y especialmente su bóveda; esta gruta, en tiempos, fue refugio de los piratas que hasta el S.XVIII acechaban la costa.
En este espacio telúrico, pleno de luz y de energía, Pedro Enríquez y yo mismo, con la ayuda técnica en la grabación por parte de Libertad González y ante la perplejidad de los esporádicos que se asomaban al lugar, ofrecimos nuestro particular homenaje en apoyo al pueblo colombiano que en estas semanas está pasando por una difícil y complicada situación de protestas a las que el gobierno de Colombia, con su presidente Iván Duque a la cabeza, está respondiendo con dureza extrema saltándose todos los razonables límites de los derechos humanos.
La insaciable verdad de la verdad
Alonso de Molina
Aquella vez los labios del cielo
flotaron en mis hombros
como una boca altiva
que pretendía
la insaciable verdad de la verdad,
donde la herida sigue abierta
y la sangre flotante
es la tinta impresa en los papeles.
La vida sigue,
el horizonte es un alambre
de espinos,
una cuerda floja,
una balanza que esculpe la pobreza
y unas caras semejas a otras caras
que caminan cornisas,
sin alas, sin palomas.
Pero hete al hombre
-inmune a estas horas-
con el dulce cansancio de las sombras
-como una hormiga inmersa en los relojes-
pretendido en el tiempo y en los minutos
que nos robó la historia y la sangre derramada.
Ya está bien de trincheras.
Hagamos las verbenas,
y que inunden las luces nuestros ojos.
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LAS FÓRMULAS DEL VIENTO
Pedro Enríquez
Corre,
atleta de las formas y las arenas,
denúdate sobre los hijos del desierto,
eres el abrazo de los huérfanos,
la piel sin aristas del oasis.
Ven,
donde bebiste el jugo
de las oraciones en la noche.
Pon tu pie sobre la serpiente del olvido,
escucha el eco de tus pasos
diciendo las fórmulas del viento.
Sanaremos las heridas
del antiguo carcelero
de las ciudades sin dueño.
Donde tú habitas
puedes contar los abrazos
y el color oscuro de los arcos.
los jardines de al andalus
guardan el libro con tu nombre.
Escribe aquí
los bocetos del eterno viaje,
escucha las frases navegantes de los vivos,
las dunas variables de las ideas.
Abro las páginas del pueblo
y tu nombre permanece.
Los niños saltan sobre
los precipicios y regresan al origen,
encuentran tu rastro
en las antorchas de las palomas.
El día sigue siendo esplendido en su luz, no obstante, el
viento de poniente no aconsejaba hacer el regreso como nos hubiera gustado,
sobre los acantilados más próximos al mar, donde cada paso al borde del precipicio
es una prueba para el equilibrio, el vértigo y el infarto. Finalizamos esta jornada de Senderismo Poético en el Playazo de Rodalquilar donde las aguas turquesas y transparentes nos invitaban al baño, y la arena, ya caliente en estas fechas, nos acogía para el descanso y el breve almuerzo.
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