jueves, 27 de noviembre de 2025

La Cotidianidad de lo Fantástico: José Baroja y la Brutal Ternura del Cuento Breve. Por Agatha Mendes


LA COTIDIANIDAD DE LO FANTÁSTICO: JOSÉ BAROJA Y LA BRUTAL TERNURA DEL CUENTO BREVE
Por Agatha Mendes. Periodista.

“La vida no es como la cuentan, pero a veces se parece mucho.”

Hay libros que no se anuncian, que no hacen aspavientos, pero que desde el primer párrafo nos empujan a una frontera inestable entre la risa y el estremecimiento. Un hijo de perra y otros cuentos (2017) del chileno José Baroja es uno de esos libros. En él, lo insólito se cuela por las rendijas del hábito, y la muerte —esa figura cansada que dobla esquinas sin apuro— encuentra el modo de ser entrañable, incluso vulgar, sin perder nunca su filo.

Publicado en Concepción y actualmente disponible de forma gratuita en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, este volumen de cuentos breve e incisivo parece recordarnos que el cuento no necesita adornos para ser punzante, ni complejidades para tocar lo real. Baroja, heredero indirecto de la tradición de D’Halmar y Pedro Lemebel, pero también de Borges, Monterroso y Carver, escoge la concisión como ética estética.

Desde el relato que da título al libro, Un hijo de perra, hasta piezas como A las tres de la mañana, Melancólico relato sobre una rosa o Historia de un hombre que amó, se percibe una estrategia narrativa que no apunta a la sorpresa por sí misma, sino a la revelación de un mundo donde lo extraordinario no contradice lo banal. Hay en Baroja una voluntad de derrumbar la jerarquía entre lo fantástico y lo cotidiano: en sus historias, la muerte trabaja como un oficinista más; los fantasmas tocan el timbre con insistencia; los ancianos no mueren, se despiden lentamente entre recuerdos.

El recurso más poderoso de Baroja es, quizá, la ironía con la que describe lo irremediable. Lo hace sin cinismo, pero también sin sentimentalismo. El cuento A la vuelta de la esquina, por ejemplo, juega con el suspenso y lo resuelve con una simple anotación burocrática de la Parca, personaje fatigado, casi gris, que ejecuta su trabajo con desgano. Este tratamiento desdramatizado de la muerte —que no por eso la vuelve menos siniestra— recuerda ciertas viñetas de La increíble y triste historia de la cándida
Eréndira... de García Márquez o los monólogos periféricos de Bolaño.

La escritura de José Baroja rehúye de los excesos de autorreferencia que contaminan buena parte de la narrativa latinoamericana reciente. En vez de centrarse en la construcción del yo, Baroja se sitúa en los márgenes: narra a través de voces que observan más que declaran, personajes desbordados por su propia fragilidad. El cuento Melancólico relato sobre una rosa encontrada en el jardín de la universidad podría ser leído como una pieza auto ficcional, pero se resiste a la confesión. El personaje —profesor, poeta, académico triste— se diluye en una pequeña rosa, en una escena mínima, como si sólo a través de la pérdida del yo pudiera restituirse el lenguaje poético.

En un mundo literario saturado de auto ficciones, de novelas-río, de libros de no-ficción que disfrazan el ensayo de crónica o la crónica de novela, Un hijo de perra y otros cuentos representa una forma de resistencia: la del cuento puro, ese que no teme ser anecdótico si lo anecdótico contiene una verdad. No hay aquí aspiraciones grandilocuentes, ni tesis ocultas. Baroja narra porque recuerda, porque el cuento, como diría Benjamín, sigue siendo un consejo, una advertencia, una forma de pasar la experiencia de mano en mano, de boca en boca.

La apuesta de Baroja es arriesgada: hacer literatura con lo menor. Pero lo menor, en sus manos, es inmenso. No hay herejía en afirmar que estamos ante un narrador que, desde su esquina, dialoga de tú a tú con grandes cuentistas latinoamericanos. Y que lo hace sin alardes, con el mismo gesto sereno con que sus personajes saludan a la muerte, le dan pan al recuerdo o simplemente se sientan a esperar, con una copa de vino y dos copas vacías, que alguien les devuelva lo amado.


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lunes, 17 de noviembre de 2025

La frontera. Relato de Alonso de Molina




Estaba dicho. Su nombre no me decía gran cosa, pero sus ojos, su boca, su pelo, incluso su manera de hablar y de moverse, sobre todo cuando dejó el bolso colgado de su antebrazo para colgarse del mío mientras me hundía dentro de sus ojos con esa miraba afable que tal vez había heredado de su madre, sí su madre, esa señora que usaba postizos estratégicamente colocados para ocultar las duelas que la edad iba produciendo en su frente y especialmente en sus ojos y cuello. Usa peluca, le aseveró la niña, y ella no se hizo de rogar, era la forma de mantener su ego sin necesidad de mirar atrás y enfrentarse abiertamente a los espejos de su casa o a los nítidos reflejos de los escaparates.


Ella, la niña, trabajaba en una empresa de reparto, manejaba la camioneta con destreza, era prudente en la conducción y especialmente diligente en las entregas. Es cierto que el sueldo no le daba para tanto, pero a favor, no le importaba seguir viviendo en la casa familiar, su madre no le imponía ninguna regla, se trataban como amigas y a veces hasta salían juntas de alterne.

Yo acabo de bajar del bus, fue casual el encuentro. Me invitó a merendar en su casa. Al entrar al salón observé un palo selfie con el trípode abierto, presto para ser usado. La niña sonrió y me dijo —¿Listo para capturar el momento? Pero no era una simple foto lo que ella tenía en mente. El palo selfie era su herramienta secreta para viajar entre dimensiones dejando atrás lo común para explorar lo desconocido. Y yo acababa de cruzar la frontera entre lo ordinario y lo extraordinario.


Del libro 
Relatos sin ton ni son
©2024 Alonso de Molina
RSC 2404057568618
ISBN: 978-84-128761-0-9





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sábado, 1 de noviembre de 2025

Miraban al mar, sereno a estas horas, con sus ojos ajenos al mundo (Ars amatoria). Por Alonso de Molina


Acerca de Ovidio El arte de amar. La obra está dividida en tres libros: Libros I y II: Dirigidos a hombres, con consejos sobre cómo conquistar y mantener el amor de una mujer. Libro III: Dirigido a mujeres, donde Ovidio se dirige directamente a ellas para ofrecer sus propios consejos de seducción y comportamiento amoroso.






Nadie reía. Miraban al mar, sereno a estas horas, con sus ojos ajenos al mundo.


Se diluyen guijarros en la arena, tanto gris hacen al cielo más azul y el agua de lluvia crea espejos en las baldosas del suelo allá donde escampa Buda este chubasco que si acaso durará media mañana, justo para asomarme el mar y observar en calma el encuentro de aguas, como un mestizaje de adjetivos en su arquitectura que desde estos ojos azules contemplo estoico y a la vez conmovido y asombrado como un niño que mira y escucha al infinito en el rumor del agua.

 

Estrella erizo polvo mar 

 

Cuento nubes, por no decir batallas. El cielo sigue gris ya no es agosto ni septiembre y octubre languidece presintiendo su cercano letargo. No cuentan los guijarros en esta arena, tanto gris hacen al cielo más azul. Pero no veo belleza que exista en cada cosa. Apenas los contrastes ayudan a esta música sobrada en desacordes, son pasajeros de un incómodo viaje cuyo final se siente cerca, pero no acaba de llegar. 
-Así y todo, yo te estaba esperando en el mar y en las tardes, en surcos y caminos, en letras pronunciadas en flores y almohadas... 

Es muy cruda e intensa esta latente sensación de estar en un viaje que parece no acabar. Esta cruda incertidumbre solo se soporta y no aporta cielo con estrellas y no aporta risa ni buen ánimo, solo inquietud a esta experiencia de vivir.

 

En las relaciones de pareja lo más sencillo es echar la culpa al otro. Es muy fácil señalar con el dedo cuando surgen problemas. Sin embargo, construir una relación sólida requiere auto-reflexión y comunicación abierta. A veces, reconocer nuestras propias fallas puede ser el primer paso hacia la solución. 

 

No obstante, qué es eso de el arte de amar?

Amar no es solo un sentimiento, dicen que es también una habilidad que se puede desarrollar y a tal efecto existen algunos tratados que nos pueden ofrecer alguna orientación, alguna sugerencia, como El Arte de amar, del poeta Ovidio.

Se trata de un poema didáctico escrito en el siglo I d.C. En esta obra, su autor, Ovidio, ofrece consejos sobre cómo conquistar y mantener el amor. Se presenta de manera ingeniosa y divertida, combinando elementos de la elegancia literaria con un enfoque práctico sobre las relaciones amorosas.

El poema se divide en tres libros: el primero se centra en la conquista de una pareja, el segundo en cómo mantener la relación y el tercero aborda la seducción de mujeres. Ovidio utiliza un tono ligero y a menudo humorístico, lo que lo convierte en una lectura amena. Además, refleja las costumbres y actitudes hacia el amor en la antigua Roma.

Es un texto que ha perdurado a lo largo del tiempo y sigue siendo relevante para quienes buscan entender los matices del amor y las relaciones.  

Resumen de los tres libros de "El arte de amar" de Ovidio:

1. Primer libro: Este libro se centra en la conquista. Ovidio ofrece consejos sobre cómo atraer a una pareja. Habla sobre la importancia de la apariencia, el comportamiento y el ambiente. Sugiere estrategias para acercarse a la persona deseada, como observar sus gustos y hacer uso del ingenio y el humor para romper el hielo.

2. Segundo libro: En esta parte, Ovidio se enfoca en cómo mantener el amor una vez conquistado. Da consejos sobre la importancia de ser atento y cariñoso, así como evitar los celos y la rutina. Aconseja ser ingenioso en mantener la chispa viva y sugiere que la comunicación abierta es clave para una relación duradera.

3. Tercer libro: Este libro trata sobre la seducción de mujeres. Ovidio ofrece tácticas específicas para obtener el favor femenino, enfatizando la importancia de la astucia y el encanto. También aborda cómo manejar las relaciones con mujeres que son más difíciles de conquistar, sugiriendo que cada mujer tiene sus propias peculiaridades que hay que entender.

Podríamos coincidir en afirmar que, de manera general, "El arte de amar" es una mezcla de consejos consejos a uno mismo y reflexiones sobre las dinámicas del amor en propia piel, todo presentado con un estilo atractivo y entretenido.  

No obstante, ¿para quién escribió Ovidio El arte de amar?

La obra está dividida en tres libros:

 

  • Libros I y II: Dirigidos a hombres, con consejos sobre cómo conquistar y mantener el amor de una mujer.
  • Libro III: Dirigido a mujeres, donde Ovidio se dirige directamente a ellas para ofrecer sus propios consejos de seducción y comportamiento amoroso.

Así que sí, también hay una parte dedicada a las mujeres, aunque llegó después. Ovidio mismo lo presenta como una especie de “compensación” o “equilibrio” frente a los dos primeros libros. Pero claro, hay que leerlo con los ojos del siglo I d.C., donde los roles de género estaban muy marcados.

¿Pero, qué es lo que dice Ovidio a las mujeres?

Algunos de sus consejos para ellas incluyen:

 

  • Cuidar la apariencia, pero sin que se note el esfuerzo: “El arte que se oculta es el mejor arte”.
  • Ser cultas y saber conversar: Ovidio elogia a las mujeres que pueden hablar de poesía, música o filosofía.
  • No mostrarse demasiado disponibles: Recomienda cierta reserva, incluso fingida, para mantener el interés del amante.
  • Usar la escritura como arma de seducción: Las cartas de amor eran un medio poderoso.

 

Eso sí, aunque Ovidio da voz a las mujeres, lo hace desde una perspectiva masculina y con un tono juguetón, a veces condescendiente. No es un tratado feminista, claro está, pero sí es interesante cómo les reconoce agencia y deseo, algo poco común en su época. 

¿Y hoy, qué tenemos hoy?

Hoy podemos leer El arte de amar como un espejo de su tiempo, pero también como una invitación a reflexionar sobre cómo han cambiado (o no tanto) las dinámicas del amor, el deseo y el juego de la seducción. Y por qué no, también como una fuente de inspiración para reescribir esas reglas desde otras voces… pero, no obstante, ¿podríamos imagináramos un Arte de amar contemporáneo, escrito desde otra mirada?

 

 El arte de amar (versión siglo XXI)

Manual para amantes sensibles, audaces y conscientes

I. Dónde buscar el amor

No lo busques en vitrinas ni algoritmos, sino en miradas que se demoran, en cafés donde la risa se derrama, en causas compartidas, o en silencios que no incomodan.

No subestimes los espacios cotidianos: la cola del pan, el taller de escritura, el grupo de voluntariado.

Las apps no son enemigas: pero desliza con criterio, no con hambre.

II. Cómo conquistar sin colonizar

Seducir no es invadir, es invitar con respeto, es ofrecer sin exigir, es preguntar sin poseer.

  • Escucha más de lo que hablas: el deseo nace en la atención.
  • No prometas eternidades: ofrece presencia.
  • Sé claro con tus intenciones: el juego limpio también enamora.

III. Cómo cuidar el amor sin asfixiarlo

El amor no se guarda en vitrinas, se cultiva como huerto compartido. Hay días de sol, y otros de poda.

 

  • Celebra la diferencia: no todo lo que te incomoda es amenaza.
  • No confundas rutina con ruina: a veces el amor florece en lo simple.
  • Respeta los tiempos del otro: incluso cuando no coinciden con los tuyos.

IV. Para quienes aman desde cualquier cuerpo

No hay género en el deseo, ni fórmula en el afecto. Ama como puedas, pero que sea con cuidado.

 

  • No hay reglas universales: cada vínculo se escribe a mano.
  • La ternura no es debilidad: es revolución íntima.
  • El consentimiento es sexy: y no negociable.

 

 

 

 “No esperes que el cielo te la envíe en las alas de Céfiro;

esa dicha has de buscarla con tus propios ojos.”

 — Ovidio*, Ars amatoria

 

 
*Nacimiento20 de marzo de 43 a. C. 
No dejes de asistir a mi próxima conferencia sobre este apasionante tema
 
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Alonso de Molina
(Almería. España.)

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martes, 28 de octubre de 2025

Ars Poética. Por Alonso de Molina


Alonso de Molina. Ars Poética
“Estamos frente al mar, y como la poesía, el mar no se deja encerrar en una sola forma, pero nunca deja de ser mar”.


Resumen de mi intervención
VI FORO INTERNACIONAL DE PENSAMIENTO Y CULTURA
Garrucha (Almería) 3 y 4 octubre 2025


 
Ars Poética
Para empezar el día me gustan los lugares que huelen a café, la pasión de escribir en cualquier servilleta, recorrer el papel, letrear cualquier vuelo hasta llegar al trigo, volarme en la madera del color esperanza, sentir que a veces tiemblo perdido en la memoria, detenerme un instante al calor del silencio, recordar si he besado o besos he robado; me gustan los finales que prometen regreso, un shssss shssss no te vayas, acercarme a la roca, disolver su mirada; los pedazos de tierra; el riesgo de leer poema en carne y hueso, la ternura global de la tierra labrada o ser superviviente del paraíso encontrado; escribir los segmentos que conforman el verso, decrecer en poesía, desnutrirnos de sueños. 
 
Me gusta oler la hierba, curarme las heridas, taponar hemorragias del borde de la tierra, recorrer los senderos, adentrarme en la mina, en la herida nativa que oculta la maleza, sondear los atajos, ahondarme en canciones que se elevan del barro, liberarme del mundo y adentrado en la noche sentir que sé bailar, que sé bailar un beso; que me endemonia el alma esta semilla ciega descorrida del viento, está cantata terca que me acecha sin tregua.
 
Para quienes no me conozcan que seréis la mayoría, acerca de mí, os cuento que me gustan los días y las tardes, me gusta la primavera y la luna en todas sus fases, me gustan los espejos limpios, las noches cálidas, me gustan las sonrisas y las caras amables y a veces me gusta mirar al infinitito y tratar de encontrarme en él como en mi propia casa, en realidad me gusta todo, aunque a veces no suelo conformarme con nada.
 
Nada sé de poemas y menos de poesía. De los cuatro elementos, voy a elegir el quinto. Pero no voy a leer poemas. Voy a decir montaña, nube, pájaro. Voy a respirar madera, fuego, sándalo. Divagaré invisible en las ubres del aire para beber la sal, el agua, el viento, y así será la patria que me preste la lluvia con un beso de tierra que separe del éter la paja y la canela… …y se libere la mente, que derive sin rumbo, sin el común sentido de las cosas. 
 
El poema es más poesía cuando es capaz de construir una visión del mundo acorde a una determinada manera de ser, pensar, sentir. Una poesía introspectiva, filosófica, simbolista, como llave que abre otros mundos. No obstante, escribo para mi propia vanidad. Soy como un ojo pegado a mi conciencia, para resguardarme del soliloquio que prevalece en mí, y escribo también para los despistados que opten por leerme.
 
Ya lo se sabemos, el poeta es como una larva mirando a ninguna parte, pero buscando, constantemente, echar raíces en el infinito; incluso los poetas de menor pelaje, andamos líberos por las letras, estamos vacunados contra tanto manual, tanta cátedra y tanto análisis, las referencias nos paralizan, nos acortan las alas. Sí, Huidobro, el poeta es un pequeño dios, conjura emociones, teje universos, crea mundos y los destruye. El poeta es un artesano de la realidad del día a día, un constructor de sueños donde todo su poder reside en la palabra.
 
No obstante, estoy convencido de que -como ya alguien ha dicho- se puede ser poeta sin escribir un solo verso y ser un gran versificador sin escribir un solo poema.
 
 
¿No obstante, todo vale en poesía?
 
Efectivamente, nos estamos acomodo dando al "todo vale en poesía", que es como decir todo que vale para construir un edificio, todo vale para pintar un cuadro, todo vale para componer música... 
 
---Mi desconcierto tiene filo, y es fácil de entender. Esa idea de que “todo vale” en poesía puede sonar liberadora, pero también puede diluir el oficio, la intención, el pulso que distingue lo auténtico de lo arbitrario. 
 
No todo vale para levantar un edificio: hay cálculos, proporciones, materiales que deben dialogar. Lo mismo con la música, la poesía o la pintura—hay una gramática, aunque sea insurgente.
 
En poesía, esa gramática puede ser el ritmo interno, la tensión entre imagen y silencio, la coherencia simbólica. El problema no es la ruptura de reglas, sino la ausencia de conciencia. Cuando el poema se convierte en mero gesto, en ocurrencia sin raíz, se pierde la posibilidad de resonancia. 
 
Sí, yo mismo he trabajado con la voz de Arias y el legado tzántzico, sé que la poesía puede ser irreverente sin ser irresponsable. Puede romper sin deshacerse. Puede ser libre sin ser ligera.
 
“todo vale” ¿y por qué no todo construye?”
 
“Como en la maquetación de un libro, cada margen, cada silencio, cada quiebre tiene peso. La forma no es adorno, es estructura simbólica”.
 
“Estamos frente al mar, y como la poesía, el mar no se deja encerrar en una sola forma, pero nunca deja de ser mar”.
 
 
Gracias por su atención.


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lunes, 13 de octubre de 2025

Sed tierra - Siate terra, de Ivonne Sánchez Barea. Reseña de Mauro Montacchiesi


En De Sur a Sur Revista de Poesía y Artes Literarias, nuevo libro de poemas de la poeta Ivonne Sánchez Barea, premiado en la IX Edizione 2025 SENECA, Sannicandro di Bari, en fecha 04-10-2025





Es una canción telúrica, este libro. Un viaje entre raíces y grietas, entre voces que buscan la redención y silencios ancestrales. Una colección de poemas, estos textos que están en un territorio sagrado en el que la memoria y la identidad están entrelazan con la fuerza simbólica de la Tierra.


  

Sobre la voz del autor:

 

Ivonne Sánchez - Barea nos comunica desde una profunda dimensión, en la que la experiencia individual se diluye en una conciencia colectiva e histórica.

 

El lenguaje es al mismo tiempo refinado y denso, construido con imágenes evocadoras y musicalidad sostenida.

 

La tierra se convierte en sujeto vivo, herida, madre, sacramento, testigo del dolor y la resistencia.

  

La estructura y el ritmo:

 

Las letras son intensas y vibrantes, pero siempre medidas. Su fuerza radica en su capacidad de "murmurar firmemente".

 

El espacio en blanco, el ritmo, el peso de cada palabra se manejan con arte y respeto poético.

  

El bilingüismo (castellano e italiano) amplifica la voz del libro, convirtiéndolo en un puente entre culturas y sensibilidad.

 

 Temas y símbolos recurrentes:

 Enraizando: el árbol sagrado, la ceiba, las raíces cósmicas.

 Memoria y luto: fotos de niños privados de alegría, guerras sembradas en la tierra.

 Feminidad ancestral: la maternidad, el cuerpo, el nido, el gesto de siembra.

 Elementos naturales: barro, agua, semillas, frutas, paisajes anónimos, cielos y cuevas.

 

 Homenaje y resistencia:

 El homenaje a García Lorca recorre toda la obra: no sólo como dedicación, sino como un eco poético que vive en la letra.

  

Sed Tierra / Siate Terra: Es un libro de poema que se resiste con dignidad: no grita, no acusa, sino que se revela con poder ético y simbólico. Es un libro que convierte la elegía en semilla, el olvido en raíz, el dolor en canción.

 

Al final de la lectura, algo ha cambiado: el lector está más cerca de la tierra, de la fragilidad humana, de la esperanza que surge del gesto poético.

  

Mauro Montacchiesi


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